Terrorismo blogger

La cuestión es simple: yo no escribo para que un desorientado gerente de recursos humanos de Clarín encuentre esta página al clickear "voy a tener suerte" y me convoque para hacer una columna de sexo al costado de los chistes de Diógenes y el lingera.
La finalidad de este medio consiste en preservar el vínculo con todos aquellos que desde el tercer mundo de vez en cuando se interesan por saber que estará haciendo aquella chica que emigró para el primero (aunque cada día tengo más sospechas acerca de esta ingeniosa clasificación).
Sin embargo lo único que encuentro últimamente es un vínculo roto, un circuito comunicacional totalmente aniquilado y un feedback tan pobre como incapaz de estimular el desarrollo de mis futuras entradas.
Y no me valen esos mensajitos analógicos que pregonan frases del tipo... "hay, ¿qué pasa que no contás más nada? si yo te sigo diariamente bla bla bla...".
El que me siga, que me lo comente donde se comentan estas cosas.
Un artista necesita de su público y una amiga expatriada de sus amigos.
Pónganse las pilas.
Por el momento me declaro en huelga de blog. Si no le devuelven el sentido a esta página, yo no les devuelvo toda mi magia (y eso lo van a sufrir ustedes más que yo).

He dicho.