miércoles, mayo 31, 2006

Eventos

Cada vez que paso por esa vidriera me lo imagino puesto. Es corte princesa, en blanco y rojo con tules como me gusta a mí, muchas piedritas y una tolerita haciendo juego. Hasta hace unos meses atrás estaba convencida de que sería su merecida dueña. Era justo para mí: elegante, pero discreto, ideal para una noche de festejo.
No se dio.
Las vueltas de una vida que se empecina en complicarse a pasos agigantados.
No pude comprármelo, y lo cierto es que los verdaderos motivos me apenan demasiado.
El otro día pasé por ese negocio y ya lo habían sacado de la vidriera.
Mejor.
Así me imagino a mí misma que ya lo tengo colgado en una percha, planchadito para el sábado.
En mis fantasías me queda divino y combina con una cara inmejorablemente radiante.
Parece que acá el sábado va a hacer calor. Así que supongo que andaré con una musculosa y un shortcito de verano.
No creo que tenga la misma cara que tenía pensado regalarte, pero trataré de focalizar mi estado de ánimo con el exclusivo deseo de que todo salga bien.

Felicidades amiga.
Y lamento en el alma no haber podido estrenar vestido.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario