martes, septiembre 05, 2006

Cada vez que con paso entusiasta abro la heladera para entrarle a uno, no puedo dejar de comprobar la simpleza de mi felicidad.
No sé realmente que es lo que más me hipnotiza de ellos, si su caja cargada de nostalgia o ese interior cargado de dulce de leche.
Igual ya se están acabando, así que en cualquier momento me entra la crisis de nuevo.

1 comentario:

  1. Anónimo2:09 p. m.

    Esos alfajores son mios, yo que vos no me atrevería a tocarlos. Vos pronto vas para bs as, en cambio yo, me tengo que conformar con imaginar el momento en que me traigas una nueva caja. Por si no te queda claro, ni lo intentes, no es negociable.

    Un besito.

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